Santa Teresa de Ávila

Teresa nació en Ávila, España, en 1515, con el nombre de Teresa de Ahumada. En su autobiografía cuenta algunos detalles de su infancia: el nacimiento de “padres virtuosos y temerosos de Dios” en una familia numerosa, con nueve hermanos y tres hermanas. Cuando tenía 20 años, entró en el Convento de los Carmelitas de la Encarnación, siempre en Ávila; en la vida religiosa tomó el nombre de Teresa de Jesús. Tres años después, se enferma gravemente, mucho da permanecer durante cuatro días en coma, aparentemente muerta. En paralelo a la maduración de su interioridad, Teresa comenzó a desarrollar concretamente el ideal de reforma del Orden del Carmen: en 1562 fundó en Ávila, con el apoyo del obispo de la ciudad, don Álvaro de Mendoza, el primer Carmelo reformado, y poco después recibe también la aprobación del Superior general de la Orden, Juan Bautista Rossi/Rojos.

En los años siguientes, continúa las fundaciones de nuevos Carmeli, en total diecisiete. Fundamental es el encuentro con San Juan de la Cruz, con el que, en 1568, se encuentra en Duruelo, cerca de Ávila, el primer convento de los Carmelitas Descalzos. En 1580 consigue de Roma, la erección en Provincia autónoma de sus Reformados Carmeli, el punto de partida del Orden  Religiosas de Carmelitas Descalzos. Teresa terminó su vida terrena mientras era empeñada en la actividad de fundación. En 1582, de hecho, después de haber constituido el Carmelo de Burgos y mientras está realizando el viaje de regreso a Ávila, muere en la noche del 15 de octubre en Alba de Tormes, repitiendo humildemente dos expresiones: ” Al final, me muero hija de la Iglesia” y “Es ahora, mi esposo, que nos veremos”. Fue beatificada por el Papa Pablo V en 1614 y canonizado en 1622 por el Papa Gregorio XV, es proclamada junto con Catalina de Siena. “Doctor de la Iglesia” por Pablo VI.

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