Fiesta del “Sí”

María es una criatura humilde y débil como nosotros, elegida para ser la Madre de Dios, Madre de su Creador. Esta es la experiencia de la Virgen María en frente a el anuncio del Ángel, no oculta su asombro. Es la maravilla de ver que Dios, para hacerse hombre, ha elegido ella, una sencilla chica de Nazaret, que no vive en los palacios del poder y la riqueza, que no ha completado hazañas extraordinarias elegido, pero está abierta a Dios, sabe confiar en Él, aunque si no comprende todo: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho” (Lc 1,38). Este es el “sí” de María. Dios siempre nos sorprende, rompe nuestros esquemas, altera nuestros planes, y nos dice: ¡confía en mí, no tengas miedo, se sorprendió, sal de ti mismo y sígueme!

María dijo que su “sí” a Dios, un “sí” que ha revuelto su humilde vida de Nazaret, pero no fue el único, de hecho, fue sólo el primero de muchos “sí” pronunciados en su corazón en los momentos alegres, así como aquellos de dolor, muchos “sí” que culminan en aquel bajo la cruz. De hecho, el “si” de María abre las puertas al “sí” de Jesús “Vengo a hacer tu voluntad.” Este es el “si” que acompaña a Jesús por toda su vida hasta su muerte en la cruz. Pensáis hasta qué punto llegó la fidelidad de María a Dios para ver a su único Hijo morir sobre la Cruz. La mujer fiel, de pie, destruida dentro, pero fiel y fuerte fuera.

En el “sí” de Jesús debe seguir nuestro “sí” cotidiano, tenemos que confiar con especial fuerza a la Virgen en este día de fiesta, y preguntarLe la gracia de ser humildes y dóciles, y que el Señor nos conceda la gracia de entrar en este camino de hombres y mujeres que han sabido decir el “sí”.

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