¡Detente!, coronavirus oración: el arma del Sagrado Corazón que ya venció epidemias

El Escudo del Sagrado Corazón

Mientras los médicos luchan de manera incansable para ayudar a los miles de contagiados por el coronavirus y los científicos trabajan a contrarreloj para encontrar una vacuna, ¿qué se puede hacer desde el ámbito espiritual?

Además de las medidas prácticas que se están tomando en la Iglesia para evitar contagios desde el Papa a obispos, sacerdotes y líderes eclesiales se está haciendo una importante llamada a la oración, tanto por las víctimas como por los propios médicos. Pero además, desde la Iglesia se hace un llamamiento a ponerse de cara a Dios y afrontar estos acontecimientos desde el ámbito de la fe, y en este aspecto también entra el pedir la protección de Dios, la Virgen, los ángeles y los santos.

El “Detente” del Sagrado Corazón

En los últimos días y ante el avance veloz de la pandemia del coronavirus se está hablando de un instrumento que durante siglos han utilizado los católicos para luchar contra epidemias, guerras y catástrofes. Se trata del conocido popularmente como “Detente” o “Salvaguardia del Sagrado Corazón”.

Precisamente, poco después de que España haya celebrado el centenario de su consagración al Sagrado Corazón de Jesús es precisamente este Corazón el que se presenta como una ayuda de los cristianos contra el coronavirus.

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El precedente de la peste de Marsella

Y la historia demuestra la eficacia que ya tuvo en el pasado con otras epidemias, especialmente con la de peste bubónica que se produjo en Marsella en 1720 y donde el Detente, que lleva la leyenda de “el Corazón de Jesús está conmigo”, logró frenarla de manera casi milagrosa.

El origen del Detente se remonta a Santa Margarita María de Alacoque, que recibió las apariciones del Corazón de Jesús, y que escribió una carta del 2 de marzo de 1686 a su superiora, la Madre Saumaise: “Él quiere que hagas escudos con la imagen del Sagrado Corazón para que todos aquellos que quieran honrarlo lo pongan en sus casas, y ordena que se usen otras más pequeñas “.

Así nació la devoción del escudo del Sagrado Corazón. La santa lo hizo con sus propias manos y siempre lo llevó consigo, invitando a los novicias a hacer lo mismo. Al principio, la práctica fue autorizada en los monasterios de Visitación.

Más tarde, y es aquí donde entra el “milagro” de Marsella, fue ampliamente difundido por Anne-Madeleine Remuzat (1696-17300), religiosa visitandina, a quien el Señor le dio a conocer de antemano el daño que causaría la epidemia de peste en Marsella. Con la ayuda de sus hermanas, la monja repartió miles de “detentes” por la ciudad francesa. La historia cuenta que poco después de que la plaga terminó de manera milagrosa y los enfermos recibieron gracias extraordinarias. A partir de entonces, la práctica se extendió a otras ciudades y naciones.

Un arma también para hoy

Pedir al Corazón de Jesús que interceda en esta pandemia del coronavirus es algo que muchos cristianos están ya haciendo. Es básicamente ponerse a los pies de Jesús. Así lo pone de manifiesto el sacerdote Santiago Arellano, párroco del Sagrado Corazón de Talavera.

Este religioso anima a hacer caso a las autoridades sanitarias, pero también hace un llamamiento a la “caridad” de los cristianos. “No abandonemos a los más débiles, especialmente nuestros ancianos”, afirma.

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