Conmovido con el prodigio
del derramamiento de tus lágrimas,
¡oh misericordiosísima Virgen de Siracusa!
vengo hoy a postrarme a tus pies,
y animado con una sencilla confianza
por tantas gracias como has ido concediendo,
vengo a ti,
¡oh Madre de clemencia y de piedad!,
para abrirte mi corazón,
para arrojar en tu dulce corazón de Madre
todas mis penas,
para unir mis lágrimas a las tuyas:
las lágrimas del dolor por mis pecados
y las lágrimas de los dolores que me aflige
Míralas, ¡oh Madre querida!,
con rostro benigno y con ojos de misericordia,
y por el amor que tienes a Jesús
dígnate consolarme y escucharme.
Por tus santas e inocentes lágrimas
dígnate implorar a tu divino Hijo
el perdón de mis pecados,
una fe viva y ardiente,
y la gracia que ahora tanto necesito:
(hacer la petición)
¡Oh Madre mía, y esperanza mía!,
en tu Corazón inmaculado y dolorido
pongo toda mi confianza.
Corazón Inmaculado y dolorido de María,
ten compasión de mí.
Así sea.
Rezar “Bendita sea tu Pureza”,
la Salve y tres Avemarías.
Puede interesarte -> Ante las lágrimas de María: el sacerdote con cáncer se cura
Cuenta Instagram de la Luz de Maria -> Aquí
La fe es un grito que nace del corazón, un deseo profundo de luz cuando… Read More
La perseverancia es el aliento oculto de los discípulos, la fuerza silenciosa que sostiene en… Read More
La oración perseverante es el hilo que une al hombre con Dios incluso en los… Read More
El día del Hijo del hombre es un llamado que atraviesa los siglos, una invitación… Read More
En Belén, la Gruta de la Natividad vuelve a ser símbolo de luz y renacimiento.… Read More
En el mensaje dirigido a la Conferencia Nacional sobre las Adicciones, el Papa León XIV… Read More