Creo que todo poder, honor y gloria pertenece solo a Dios que creó el cielo, la tierra y todos los seres vivos. ¡Y le doy gracias a Dios! Jesús es mi señor y mi salvador. ¡Confío solo en Él! Toda protección proviene del Espíritu Santo que es Amor en la Trinidad. Creo que solo la preciosa sangre de Jesucristo puede protegerme del mal y de cualquier infestación de satanás y demonios.
La Sangre de Jesús y su Santo Nombre pueden liberarme y renovar mi vida. Ahora, con fe, invoco en esta casa y en todos los habitantes de esta casa, el Nombre del padre que nos creó y nos mantiene vivos, el Nombre del Hijo Jesús que derramó su Sangre por nosotros y el Nombre del Espíritu. Santo que es Amor, quien en el Nombre de la Santísima Trinidad, paz, alegría y unidad, reina en esta casa. Amén.
En el nombre de Jesus; por el poder de su sangre; en nombre del Cuerpo de la Iglesia de Jesús, tomo autoridad sobre el mal, la negatividad y todas las infestaciones que se han hecho contra esta casa. En el nombre de Jesús; por el poder de su sangre; En nombre de la Iglesia del Cuerpo de Jesús, les ordeno: “malos espíritus; quienquiera que seas; Si alguien lo envió a esta casa para acosarnos, abandone inmediatamente esta casa y cualquier persona que entre y salga de esta casa
(nombre a la persona atada o infestada si sabe exactamente su nombre y su situación).
En el nombre de Jesus; por el poder de su sangre; en nombre del Cuerpo de la Iglesia de Jesús, te ordeno: “Espíritus malos, tírate al pie de la Cruz de Jesús, donde permanecerás encadenado por toda la eternidad, no puedes dañar porque esta casa está habitada por la Santísima Trinidad”. Señor nuestro Dios, nos ponemos bajo tu protección y ya no tenemos miedo.
También nos pusimos bajo la protección de la Virgen María que aplastó la cabeza de la serpiente. María, Reina de los Ángeles, por el poder recibido de Dios, lucha contra el mal y el mal y lo expulsa de esta casa al fuego eterno. Ángeles y arcángeles, mensajeros de Dios, defiéndenos y libéranos. San Miguel Arcángel, lucha con nosotros. Gloria al Padre que nos creó, gloria al Hijo que nos redimió, gloria al Espíritu Santo del Amor. Amén.
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