En uno de sus recientes mensajes, el recién elegido Papa León XIV nos dejó un pensamiento tan simple como desconcertante: la paz no nace en los grandes palacios, sino que el desarme puede surgir también de las relaciones humanas. Veamos cómo.

Ya sea un simple mensaje de exhortación, una provocación para quienes no quieren oír hablar de paz, o el primer acto de su pontificado, el pensamiento de Prevost sobre la paz es claro y conciso: la paz es necesaria. Su lenguaje, en este sentido, es sobrio y desarmante. León XIV no habla en absoluto de estrategias políticas. El Pontífice traslada la atención a un lugar inesperado: el centro del pensamiento de Prevost se sitúa en un terreno aparentemente modesto, pero claramente profundo: la persona.
El tema se vuelve aún más interesante cuando el Papa afirma que la paz puede y debe comenzar en nosotros, antes incluso de llegar a los acuerdos en los palacios. Cuando el Papa León XIV dice: “La paz comienza en cada uno de nosotros: en cómo miramos a los demás, cómo los escuchamos, cómo hablamos de ellos”, eso es exactamente lo que quiere decir.
La mirada, la escucha, la voz: la paz
Tres acciones que parecen inocuas. Pero tras el discurso del nuevo Pontífice, el paradigma cambia. En nuestros tiempos, estas tres acciones se vuelven fundamentales. Mirar, escuchar, hablar (y hacerlo de verdad) puede representar el primer paso esencial hacia una paz duradera. Si nos detenemos en las tres acciones citadas por el Papa, comprendemos que “mirar” sin juzgar puede parecer simple y banal, pero no lo es. A su vez, escuchar al otro es otro gesto que, en una época en la que se habla para “vencer”, se convierte en un acto de desarme. Hablar con palabras de paz también es un gesto esencial, porque no se habla para herir o excluir, se habla para construir, para acoger.
El Papa del desarme
Ya son muchos los que llaman al nuevo Pontífice el “Papa del desarme”. Y esto puede entenderse claramente si reflexionamos sobre los discursos que Prevost ya ha pronunciado en sus primeros días de pontificado. Otro mensaje importante que recientemente ha dejado León XIV tiene que ver precisamente con el desarme: ha afirmado que el desarme de las palabras puede, a su vez, desarmar al mundo.
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