Hacer el bien es importante, pero no suficiente: Madre Teresa de Calcuta, con la ayuda de las palabras de Santo Tomás y San Agustín, nos recuerda que no debemos cometer el error de limitarnos a los gestos de bondad. La Santa nos enseña que incluso la acción más generosa corre el riesgo de vaciarse si no está acompañada de contemplación.

El pensamiento de Madre Teresa de Calcuta brilla como una provocación silenciosa, en un mundo y en una sociedad donde la eficiencia y el activismo se han convertido en la medida de la bondad. Hacer el bien es algo grandioso, importantísimo. Pero la Santa nos recuerda que no lo es todo. De hecho, se puede caer en el error de pensar que sí lo sea.
Sabemos bien cómo Madre Teresa es especialmente conocida en todo el mundo por su incansable obra de caridad entre los más pobres, pero muchos cometen el error de no reflexionar sobre otro aspecto. Son pocos los que se detienen a pensar en el fundamento oculto que sostenía toda su vida: la contemplación. Este es un principio con raíces sólidas en la tradición cristiana. En apoyo del pensamiento de la Santa están dos Padres de la Iglesia, Agustín y Tomás, pilares del cristianismo.
Madre Teresa y el bien: el error que no debemos cometer
Madre Teresa de Calcuta nos advierte sobre un error que no debemos cometer. Este error, nos enseña la Santa, es el de lanzarse a la acción caritativa sin haber sido primero llenados del amor de Dios. Hacer el bien sin nutrir el alma con la oración puede ser un fallo. Porque se corre el riesgo de reducir el servicio a un simple “voluntariado humano”. En cambio, es fundamental hacer el bien viviéndolo como un encuentro con Cristo, que se “esconde” entre los pobres.
En el centro de todo, la Cruz
El pensamiento de Santa Teresa de Calcuta es muy claro:
«El conocimiento que transmitimos debe ser Jesús crucificado, y como dice San Agustín: “Antes de permitir que su lengua hable, el apóstol debe elevar su alma sedienta a Dios y luego ofrecer lo que ha bebido, derramando en los demás lo que ya lo llena”; o como nos dice Santo Tomás: “Aquellos que están llamados a las obras de la vida activa se equivocarían si pensaran que su deber los dispensa de la vida contemplativa. Este deber se añade al resto y no disminuye su necesidad”» (fuente: pensamientos de Madre Teresa).
Al citar a Santo Tomás y a San Agustín, la Santa decide poner en el centro de su pensamiento a Jesús crucificado. El pobre, de hecho, no es simplemente una persona a la que ayudar. El pobre representa al mismo Cristo, en su forma más pura.
Un pensamiento actual
El pensamiento de la Santa se vuelve especialmente adecuado para los tiempos que vivimos. En un contexto donde incluso las obras de caridad se vuelven frenéticas y orientadas al protagonismo, Santa Teresa de Calcuta nos invita a reflexionar, a pensar, y por tanto, a orar intensamente. En su lógica y en su mensaje, no se trata de hacer algo “para” Dios, sino de estar con Él, para luego poder actuar movidos por lo que se ha recibido en el silencio y la oración.
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