El secreto para acercarnos a Jesús según el Evangelio

El mensaje de Jesús, en el centro del Evangelio, nos abre el camino para acercarnos a Él. En esta ocasión, Cristo pronunció una de las frases más famosas y, al mismo tiempo, más desconcertantes de la historia. Un verdadero mandamiento que desafía toda lógica humana, pero que abre las puertas de la salvación.

Jesús enseña
Jesús enseña – LaluzdeMaria

Si hay una frase del Evangelio que deja sin palabras, es precisamente aquella que Jesús nos entregó en esta enseñanza suya.
Encontramos este pensamiento y estas palabras del Señor en el Evangelio de Mateo.
El célebre evangelista recoge las palabras de Jesús que, a lo largo de la historia, han generado debate en muchos ámbitos.
¿Por qué, después de más de dos mil años, esta enseñanza sigue causando tanta discusión?
Seguramente porque las palabras que Jesús nos dejó van a contracorriente no solo del pensamiento de su tiempo, sino también del actual.
Y sin embargo, para acercarnos a Él, es necesario seguir esta enseñanza, pues abre las puertas del Cielo.
Para comprender la magnitud del mensaje de Cristo, hay que abrir el corazón y reflexionar profundamente sobre sus palabras.
Pero empecemos por el contexto en el que todo esto sucedió.

Jesús y su enseñanza según el Evangelio

El contexto en el que Jesús ofreció al pueblo su enseñanza fue el de la Judea del siglo I.
En la cultura judía de la época, la Ley de Moisés invitaba al amor al prójimo.
Sin embargo, el término “prójimo” se interpretaba en un sentido muy limitado: hacía referencia al compatriota, al hermano en la fe.
En ese sentido, el “enemigo” quedaba completamente excluido.

Era un mundo marcado por guerras entre clanes, dominación romana y una violencia casi cotidiana.
La idea de amar a quien hacía daño no solo parecía absurda, sino impensable.

Y es precisamente en este punto donde Jesús interviene.
Es el evangelista Mateo quien nos transmite estas palabras exactas de Cristo, gracias a las cuales hoy podemos seguir leyendo sus enseñanzas.

Las palabras de Jesús

Jesús decía a sus discípulos:

“Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos.
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos?
Y si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los paganos?
Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.”

(Fuente: Mateo, capítulo 5)

Como se mencionó antes, se trata de un cambio radical de las reglas del juego.
Jesús no se limita a corregir, ni a pedir que se soporte al enemigo… sino que manda amarlo.
Un verbo incómodo, pero profundamente decisivo.

La actualidad del mensaje

El mensaje de Cristo es absolutamente actual y representa el verdadero secreto para acercarnos a Él.
En tiempos de tensiones y conflictos, el “enemigo” muchas veces es el otro que piensa diferente.
Jesús nos invita, una vez más, a darle la vuelta a este esquema.

El Evangelio nos pone frente a un espejo:
¿Qué sentido tiene amar solo a quienes nos caen bien o están de acuerdo con nosotros?
La verdadera diferencia, nos enseña Jesús, está en hacer lo que nadie espera,
sorprender con un gesto totalmente gratuito.

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