El Santo Pontífice Juan Pablo II pronunció palabras sobre el dolor que, aún hoy, nos dejan asombrados. Un mensaje sorprendente sobre el tema del sufrimiento, que desafía por completo nuestra manera de ver la vida.

Según San Juan Pablo II, en el corazón del sufrimiento puede esconderse un designio de amor.
Su pensamiento sobre este tema central del cristianismo sigue hablando hoy al corazón de todos, creyentes y no creyentes. En una era marcada por la ansiedad y la fragilidad, las palabras del Santo Pontífice se vuelven fundamentales.
Sus palabras no pertenecen al ámbito de la retórica, sino que son pronunciadas por un hombre que ha conocido el sufrimiento en su propia piel. Karol Wojtyła, de hecho, vivió muchos momentos marcados por el dolor a lo largo de su vida, desde la ocupación nazi durante su juventud hasta el dolor del atentado sufrido durante sus años como Papa.
Por lo tanto, el Santo habla del dolor no como alguien distante, sino como un hombre herido.
Y entonces surge espontáneamente la pregunta: ¿Qué significa realmente “designio de amor” en el contexto del sufrimiento?
Para responder y comprender mejor, es necesario leer las palabras del Santo Pontífice.
Juan Pablo II: sus palabras sobre el dolor
Las palabras del Santo Pontífice sobre el dolor como camino hacia el amor son fundamentales:
“Al expresar mi afectuosa solidaridad con los que sufren, los invito a contemplar con fe el misterio de Cristo, crucificado y resucitado, para llegar a descubrir en sus propias experiencias dolorosas el amoroso designio de Dios” (fuente: pensamientos de Juan Pablo II).
Este designio amoroso, según la enseñanza del Papa, representa una invitación radical a no negar el dolor, sino a mirarlo con otros ojos. Y esto tiene un significado muy profundo.
Según el Santo, de hecho, el sufrimiento puede ser un camino para entrar en el misterio de Cristo.
No un fracaso, sino una posibilidad
No se trata, por tanto, de un castigo ni mucho menos de un fracaso. Se trata, más bien, de ver el sufrimiento y el dolor como una verdadera posibilidad.
Puede parecer un discurso paradójico, pero no lo es. Quien ha vivido momentos de dolor, como nos enseña Karol Wojtyła con su experiencia personal, sabe que a veces es precisamente en ese sufrimiento donde se reconocen los momentos más importantes, las cosas más esenciales.
El amor auténtico, por lo tanto, pasa por este camino, este recorrido.
Aún hoy suenan como palabras contracorriente, pero detrás del pensamiento del Santo Pontífice se esconde una verdad olvidada y fundamental: el dolor no tiene la última palabra.
Más bien, la esperanza cristiana —la verdadera, la que nace de la Cruz de Jesús y desemboca en la Resurrección— es el elemento que nos conduce al amor de Cristo.
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