Impureza y redención: el misterio de los cerdos endemoniados

El episodio bíblico de los cerdos endemoniados es uno de los más curiosos pero menos conocidos en el imaginario colectivo. Relatado en los Evangelios, este episodio resulta ser uno de los más “extraños”, pero, como todos los demás, está cargado de significados relacionados con uno de los casos de milagro más sorprendentes.

Maiali
Lucas nos narra el episodio de los cerdos endemoniados (photo Pixabay)

Entre los relatos más enigmáticos y curiosos de los textos evangélicos se encuentra, sin lugar a dudas, el relacionado con los cerdos endemoniados. Este es, además, uno de los episodios menos contados y, en consecuencia, menos conocidos en el imaginario colectivo. Sin embargo, este relato merece una atención especial, también porque está directamente relacionado con uno de los diversos milagros que Jesús realizó durante su vida terrenal.

Quien nos narra este particular episodio es el evangelista Lucas, en el capítulo ocho de su Santo Libro. El evangelista nos habla de un hombre, de una “legión” de espíritus impuros (ya la terminología aquí resulta interesante), de un exorcismo muy particular y de un grupo de cerdos. La combinación de todos estos elementos puede parecer curiosa y, precisamente por ello, debe ser analizada con mayor profundidad.

Jesús, en esa ocasión, se encontraba en la región de Gerasa, también conocida como la región de los gerasenos, una zona situada al otro lado del lago de Galilea. Allí salió a su encuentro un hombre poseído. El evangelista Lucas nos ofrece algunos detalles sobre este hombre; sabemos, por ejemplo, que su cuerpo estaba “habitado” por una serie de espíritus malignos, hasta el punto de hablar de una “legión”.

El relato evangélico de los cerdos endemoniados

La terminología utilizada por el evangelista es muy curiosa, ya que remite al lenguaje militar. Lucas habla, de hecho, de una “legión” al referirse a los demonios que perturbaban al hombre que se presenta ante Jesús. Legión era el término con el que los romanos designaban a miles de soldados. Pero, por lo que aprendemos, el centro del relato no está tanto en la figura del hombre, sino en el diálogo (en forma de confrontación) entre Jesús y las fuerzas del mal que habitaban en él.

Los espíritus, por su parte, saben muy bien ante quién se encuentran, tanto que —como nos recuerda el evangelista— llaman a Jesús “Hijo del Dios Altísimo”. Lo que ocurre entre Jesús y los demonios es un diálogo que presenta una verdadera “escalada”. La legión, a medida que avanza el diálogo, ruega a Jesús que no los envíe al abismo. De hecho, Lucas nos dice que los demonios le suplicaban: “Y le rogaban que no les mandase ir al abismo.” ¿Qué otra solución proponen entonces?

La piara de cerdos

La piara de cerdos: esta es la solución que los demonios encuentran en su conversación con Jesús:
“Había allí una gran piara de cerdos paciendo en el monte, y le rogaron que les permitiera entrar en ellos. Y él se lo permitió.” (Fuente: Lucas, 8).

Desde el momento en que Jesús permitió esto, ocurre un milagro tan curioso como significativo: cientos de cerdos, poseídos de repente, se lanzaron por un barranco y se ahogaron en el lago. Han sido muchas —muchísimas— las interpretaciones teológicas y simbólicas relacionadas con este milagro a lo largo de la historia.

Se trata, en cualquier caso, de una página evangélica muy importante, que sacude y lleva a una profunda reflexión, y que, precisamente por eso, hace que el Evangelio siga siendo muy actual.

Lee también: Oración a la Virgen María para pedir ayuda en momentos desesperados

Gestione cookie