Evangelio del día, 18 de julio: la ley y el espíritu

El Evangelio del día 18 de julio nos presenta un episodio que pone en cuestión nuestra manera de entender la ley, la religión y la verdadera justicia. Jesús ofrece una mirada nueva sobre lo que realmente importa.

Evangelio del día 18 de julio
Evangelio del día 18 de julio – LaluzdeMaria

Ley y espíritu: son dos temas muy interesantes, sobre todo si se consideran en conjunto. Para comprender mejor esta temática, entremos de lleno en la lectura del Evangelio del día 18 de julio. La vida cotidiana nos pone a menudo ante una encrucijada entre la letra de la ley y el espíritu con el que fue pensada. Nos preguntamos si es más importante seguir las reglas o responder a la necesidad del otro. También en nuestra experiencia religiosa podemos caer en la tentación de creer que Dios exige ante todo la observancia rigurosa de preceptos y tradiciones. Sin embargo, el Evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre algo más profundo y liberador.

Evangelio del día, 18 de julio: el Templo y la ley

Del Evangelio según Mateo Mt 12,1-8

En aquel tiempo, Jesús pasó en día sábado por los campos de trigo, y sus discípulos tuvieron hambre y comenzaron a arrancar espigas y a comerlas. Viendo esto, los fariseos le dijeron: «Mira, tus discípulos están haciendo lo que no está permitido hacer en sábado». Pero Él les respondió: «¿No han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre?

Entró en la casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solo a los sacerdotes. ¿O no han leído en la Ley que en sábado los sacerdotes en el templo violan el sábado y, sin embargo, son inocentes? Ahora les digo que aquí hay uno más grande que el templo. Si hubieran comprendido qué significa: “Misericordia quiero y no sacrificios”, no habrían condenado a personas sin culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.»

Hay una frase, muy profunda y significativa dentro de este pasaje evangélico: “Misericordia quiero y no sacrificios”. Esta se presenta como una clave para comprender todo el Evangelio. Dios no busca un culto formal ni una obediencia ciega. Busca corazones abiertos, compasivos, capaces de reconocer el sufrimiento y responder a él con amor. Condenar a quien tiene hambre por arrancar una espiga es perder de vista el rostro misericordioso de Dios.

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El amor que libera

Lo que este pasaje evangélico fundamental nos invita a hacer es revisar nuestras prioridades. El Evangelio del día nos impulsa a preguntarnos si nuestras prácticas religiosas son un signo de amor o de juicio. Jesús no elimina la ley, sino que la cumple en la misericordia. Nos recuerda que el sábado, al igual que toda norma religiosa, está hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Y que seguir a Dios significa, sobre todo, acoger, servir y amar. Incluso cuando eso implica romper esquemas y hábitos.

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