En un encuentro especial con cientos de neófitos y catecúmenos franceses, el Papa León XIV lanzó un mensaje profundo: el Bautismo no es solo un rito, sino el inicio de un camino auténtico y personal en la fe, capaz de contrarrestar la difundida “cultura de la muerte” de nuestros tiempos.

Según se informa, el Papa León XIV reiteró a los jóvenes franceses que es fundamental renunciar a la llamada “cultura de la muerte” tan presente hoy. Este gesto simbólico y espiritual representa la adopción como hijos en el nombre del Padre. También representa la entrada en la vida del Hijo y el don del Espíritu Santo, que alimenta cada carisma y don. Para reafirmar una vez más este concepto fundamental, el Pontífice también citó a San Pablo y la Carta a los Gálatas. Subrayó con fuerza cuánto la dimensión triple, la del Padre, Hijo y Espíritu Santo, es esencial para un camino de fe plenamente vivido.
La sal de la tierra
Un pasaje igualmente importante, destacado por el recién elegido Pontífice, se refiere al papel de los jóvenes en el camino de la Iglesia y la cristiandad. El Papa recordó a los neófitos y catecúmenos que, siguiendo a Cristo, están llamados a convertirse en “la sal de la tierra”. También les dijo que son “la luz del mundo”.
La Iglesia, subrayó, necesita de su testimonio vivo y sincero para crecer y estar cerca de quienes están en necesidad. Es precisamente esta presencia activa y fiel la que convierte a la comunidad cristiana en un signo tangible de esperanza en Jesucristo. Por lo tanto, ante todo esto, el mensaje es clarísimo. El Bautismo es el inicio de una vida nueva y auténtica en Cristo. Nos llama a renunciar a la “cultura de la muerte” difundida hoy. Nos invita a convertirnos en cristianos verdaderos, conscientes y testigos activos en la Iglesia y en el mundo.
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