León XIV: educar es un acto de amor que construye el futuro

En el Jubileo mundial dedicado a los docentes, León XIV invita a redescubrir la dimensión humana de la educación y a devolver la dignidad a quienes forman a las nuevas generaciones.
León XIV
León XIV (Ansa photo)

Para León XIV, el secreto de la educación auténtica está encerrado en un gesto sencillo: la sonrisa. Ante una plaza de San Pedro repleta de educadores, el Papa habló como un exprofesor que se dirige a sus colegas, recordando que los verdaderos maestros saben “despertar sonrisas en el fondo del alma” de sus alumnos. Enseñar no significa solo transmitir conocimientos, sino encender la confianza, la belleza y la esperanza en los corazones de quienes aprenden.

León XIV: las heridas interiores de quienes aprenden

El Pontífice expresó su profunda preocupación por la creciente fragilidad interior que afecta tanto a jóvenes como a adultos. Son demasiados los que, dijo, llevan dentro “llamadas silenciosas de auxilio” que no deben ser ignoradas. La educación, entonces, no es solo instrucción: es acompañamiento humano, capacidad de leer las heridas invisibles y ofrecer apoyo espiritual y afectivo en un tiempo marcado por la confusión y la soledad.

La inteligencia artificial y el riesgo del aislamiento

León XIV dedicó un pasaje al tema de la inteligencia artificial, reconociendo su potencial pero también sus riesgos. Un saber frío e impersonal, advirtió, puede acentuar el aislamiento de quienes ya tienen dificultad para sentirse parte de una comunidad. La tecnología, si no se humaniza, crea “la ilusión de no necesitar a los demás”. Por eso, dijo, la alegría del aprendizaje debe seguir siendo profundamente humana, arraigada en la relación y en la escucha.

Devolver dignidad a quienes educan

El Papa denunció la pérdida de valor social y cultural del papel de los docentes. “Cuando se menosprecia a quienes educan, se pone en riesgo el futuro mismo de la sociedad”, advirtió. La crisis en la transmisión del saber, añadió, es también una crisis de esperanza. Enseñar no es un oficio técnico, sino una misión: “Compartir el conocimiento no basta. Se necesita amor, atención, presencia”.

La educación como encuentro de corazones

Retomando su propia experiencia entre los Agustinos, León XIV señaló cuatro principios fundamentales para la educación cristiana: interioridad, unidad, amor y alegría. Son, explicó, las raíces de todo camino formativo que quiera poner a la persona en el centro. Luego recordó las palabras de Newman – “el corazón habla al corazón” – y de San Agustín – “Vuelve a ti mismo: la verdad está dentro de ti” – para subrayar que la educación auténtica nace del encuentro personal y de la búsqueda compartida de la verdad.

León XIV: un camino común de unidad y esperanza

En la parte final de su intervención, León XIV anunció su intención de relanzar el Pacto Educativo Global, herencia profética de su predecesor Francisco. El lema de su pontificado, “In illo unum uno”, resume su invitación a la unidad: educar significa caminar juntos, en una alianza entre generaciones. La enseñanza, concluyó, es “un gran acto de amor” que une a maestros y discípulos en la misma búsqueda de la verdad, y que permite a la humanidad reencontrar la esperanza en el futuro.

Fuente: SIR

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