En un momento particular para la Iglesia, en el que se está viviendo, tras la muerte del Papa Francisco (ocurrida el pasado 21 de abril), el llamado “sede vacante”, los Cardenales se están reuniendo repetidamente para decidir qué hacer.

En concreto, precisamente en estas horas, ha llegado la noticia de una de las decisiones más importantes que debía tomar el Colegio Cardenalicio, es decir, la fecha de inicio del Cónclave. Según establece la normativa de la Iglesia, el Cónclave debe comenzar entre el 15º y el 20º día tras la muerte del Pontífice.
Según los primeros cálculos, la fecha se había previsto entre el 5 y el 10 de mayo próximos. Sin embargo, los cardenales ya han decidido, y la noticia fue difundida al mundo entero a través de un comunicado de la Sala de Prensa del Vaticano. La expectativa es grande, especialmente para comprender si el nuevo Pontífice seguirá la línea de Bergoglio o tomará un rumbo distinto.
Una fecha que, como decíamos al principio, era muy esperada tanto por los fieles como por todos aquellos que esperan que el período de sede vacante no se prolongue demasiado.
Cuándo comenzará
Como mencionábamos: en esta coyuntura, los Cardenales provenientes de todo el mundo se están reuniendo gradualmente en diversas congregaciones, entre otras cosas, para elegir también la fecha del Cónclave. Se había supuesto que sería entre el 5 y el 10 de mayo, pero hace pocas horas llegó la noticia: el Cónclave se abrirá oficialmente el miércoles 7 de mayo.
Será el cardenal Pietro Parolin quien presida el cónclave, al ser el cardenal de mayor edad. No será el Decano, el cardenal Re (por tener más de 80 años), quien lo presida, aunque sí celebrará la Missa pro eligendo Romano Pontifice.
También será tarea de Parolin preguntar al nuevo Pontífice electo si acepta su elección y cuál será el nombre con el que desea ser llamado.
Los cardenales electores serán 135 y, por el momento, solo ha habido 2 renuncias por motivos de salud.
La fecha elegida, la del 7 de mayo, ha sido seleccionada cuidadosamente también para permitir que todos los cardenales puedan llegar a Roma y alojarse adecuadamente en la Casa Santa Marta.