Un sorbo que cambió la historia de una bebida en Europa

En el corazón de Roma, a finales del siglo XVI, una decisión papal contribuyó a la difusión de una bebida muy amada en el mundo. Una historia curiosa que entrelaza fe, intercambios culturales y… un aroma irresistible.

El café
El café: la bebida que se volvió cristiana (foto Pixabay)

Un invitado “sospechoso” de Oriente

El café llegó a Europa a través de los puertos italianos y venecianos, procedente del Imperio Otomano. En aquella época, ya era conocido como el “vino del Islam”, debido a su amplio consumo en los países musulmanes y al hecho de que, prohibido el alcohol por la ley coránica, se convirtió en la bebida social por excelencia.
En algunos ambientes cristianos, sobre todo en las primeras etapas, la nueva bebida despertó desconfianza. Algunos eclesiásticos y comerciantes temían que pudiera ser un símbolo religioso “rival” o, peor aún, una influencia culturalindeseada.

La bebida y el pontificado de Clemente VIII

El Papa Clemente VIII, de nombre Ippolito Aldobrandini, dirigió la Iglesia entre 1592 y 1605. Su pontificado coincidió con el periodo en que el café comenzaba a difundirse en los puertos italianos. Venecia, cruce comercial con Oriente, ya era un punto de llegada para los primeros cargamentos de granos tostados.
Fue precisamente en este contexto cuando llegó al Vaticano la discusión: ¿debía aceptarse o prohibirse el café a los cristianos?

La decisión sobre la bebida y el mito

Según algunas crónicas tardías, ciertos prelados propusieron prohibir el café, considerándolo “bebida infiel”. La versión más popular de la historia cuenta que Clemente VIII decidió probarlo personalmente antes de juzgar.
La tradición oral relata que, después del primer sorbo, el Pontífice habría exclamado: «¡Esta bebida es tan deliciosa que sería un pecado dejarla solo a los infieles!».
Sin embargo, cabe precisar que esta frase no aparece en documentos oficiales de la época, sino en textos y anécdotas difundidas siglos después, especialmente en colecciones del siglo XIX de curiosidades históricas.

Un puente cultural inesperado

El caso del café es un ejemplo interesante de cómo un producto nacido en un contexto cultural diferente puede superar desconfianzas religiosas y arraigarse en nuevos ambientes.
No fue un simple intercambio comercial, sino un encuentro de mundos. Desde Etiopía y Yemen hasta las tazas de los mercaderes venecianos, y finalmente, hasta la corte papal.

¿Una frase realmente documentada? Poco importa

Hoy el café es parte integrante de la cultura italiana y europea, pero detrás de cada espresso hay una historia de diálogo y, tal vez, de un pequeño acto de apertura por parte de un Papa.
Que Clemente VIII haya realmente pronunciado esa frase o no, el resultado no cambia. Desde entonces, el café ha conquistado el corazón de millones de personas, transformándose de bebida “sospechosa” en símbolo de convivialidad.

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