El Evangelio del día del 11 de agosto nos invita a reflexionar profundamente sobre la fe, la responsabilidad y la libertad. En este texto fundamental se entrelazan temas profundos y matices delicados.
Evangelio del día 11 de agosto – LaluzdeMaria
En el pasaje de hoy, donde encontramos el Evangelio del día del 11 de agosto, se entrelazan temas profundos y matices delicados. Jesús habla a los discípulos de un acontecimiento doloroso e inevitable, y, acto seguido, aborda una cuestión práctica y simbólica relacionada con el pago del impuesto del templo. Esta página nos ofrece valiosas claves para comprender la relación entre fe, realidad social y libertad interior. Se trata de un pasaje fundamental que comienza con un anuncio inminente: el Hijo del Hombre será entregado y, posteriormente, será asesinado. Pero el camino no termina ahí, porque Él resucitará. Es un momento cargado de tensión emocional: los discípulos están «muy entristecidos». Esta parte del relato nos presenta la doble naturaleza de la misión de Jesús: el sufrimiento de la cruz y la victoria de la resurrección.
Evangelio del día, 11 de agosto: la cuestión del impuesto
Del Evangelio según san Mateo Mt 17,22-27
En aquel tiempo, mientras estaban juntos en Galilea, Jesús dijo a sus discípulos: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán, pero al tercer día resucitará». Y ellos se entristecieron mucho.Cuando llegaron a Cafarnaúm, los que cobraban el impuesto del templo se acercaron a Pedro y le dijeron: «¿Vuestro Maestro no paga el impuesto?». Respondió: «Sí». Al entrar en la casa, Jesús se adelantó a decirle: «¿Qué te parece, Simón? ¿De quién cobran los reyes de la tierra impuestos y tributos? ¿De sus propios hijos o de los extraños?». Respondió: «De los extraños».Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al mar, echa el anzuelo y toma el primer pez que salga; ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Tómala y dásela por mí y por ti».
Así, inmediatamente después del anuncio de Cristo, la escena se traslada a Cafarnaúm, donde surge una pregunta práctica: «¿Vuestro Maestro no paga el impuesto?». Esta pregunta es importante porque toca un punto delicado: la relación con las autoridades civiles y religiosas. Los recaudadores representan el poder terrenal que exige un tributo, y Pedro debe responder por Jesús. El hecho de que Jesús acepte pagar el impuesto, al menos en apariencia, revela su voluntad de no crear inútiles conflictos sociales o escándalos, a pesar de ser «Hijo de Dios» y, por tanto, libre de obligaciones terrenales.
Una reflexión sobre la fe y la responsabilidad
La libertad y las responsabilidades son dos temas muy presentes en la lectura de hoy del Evangelio según Mateo. Cuando Jesús se adelanta a Pedro con la pregunta sobre los reyes de la tierra y sus tributos, introduce un principio fundamental: los hijos son libres, no están sujetos a imposiciones externas como los extraños. Jesús afirma así su propia identidad y la de los discípulos como hijos de Dios, subrayando la libertad espiritual que se deriva de este vínculo filial. Sin embargo, la libertad no se utiliza para eludir las responsabilidades sociales: Jesús sugiere a Pedro actuar de manera que se «eviten escándalos», manteniendo un equilibrio entre la fe y la vida práctica.